Colonizar Venus como plan alternativo a Marte no es del todo descabellado

Desde hace mucho tiempo el ser humano tiene los ojos puestos en Marte y han sido muchos los estudios realizados sobre el planeta rojo. Se sabe que hubo un día que tuvo unas condiciones similares a las de la Tierra, enormes ríos de agua, y probablemente hubiera sido alguna vez en su vida un planeta perfectamente habitable.
Los últimos descubrimientos de Marte no son pocos; se ha encontrado hielo en los subsuelos del planeta y hay motivos para creer que podría albergar pequeños microorganismos, lo cual confirmaría la existencia de vida en tierras marcianas.
Pero Marte es un planeta muerto, está desértico, sus temperaturas son enormes y está cargado de un nivel radiación solar hipercanceroso. Tanto, que cada grano de polvo puede llegar a ser venenoso. La única posibilidad viable es instalarnos en subterráneos lejos de toda radiación y de la luz solar, en plena oscuridad.

Pero Marte no tiene por qué ser la única alternativa posible para colonizar y asentar bases en otro planeta, de hecho Marte es un hipopsicroplaneta, ni si quiera está entre los mejores candidatos para ser planetas habitables. Pero es el único de la zona habitable de nuestro Sistema Solar que cumple las mejores condiciones posibles en cuanto a temperatura. Los otros dos son Mercurio y Venus, dos planetas potencialmente mortales para el ser humano.
Pero Venus también podría ser una posible alternativa.
Blanco sobre negro
Cuando hablamos de Venus estamos hablando de el planeta más caliente del Sistema Solar, con una temperatura de 463.85 ℃. Su presión atmosférica es lo suficiente fuerte como aplastar una lata de refresco, toda su superficie volcánica es altamente activa, y para animar aún las esperanzas, llueve ácido sulfúrico. Y aún así podría seguir siendo un candidato posible.
La clave en todo esto es que el problema de Venus se encuentra en su superficie, no en su atmósfera. De hecho una de las razones se debe a que el nivel del suelo está muy por debajo del nivel uno de la atmósfera, a diferencia de la Tierra, razón que influye en sus condiciones tan salvajes. Esto se traduce en que la atmósfera de Venus puede ser más amigable para el ser humano, en otras palabras; se podría vivir allí.
Para empezar ni sería necesario un traje espacial salvo por precaución, como mucho un tanque de oxígeno y una máscara para poder respirar sin problemas. En lo más alto de Venus la presión atmosférica y la temperatura son equiparables a las de la Tierra. Además, la propia atmósfera de Venus ya se encarga de quemar la gran mayoría de meteoritos que entran en su órbita, algo que no podemos presumir de Marte.
Por supuesto y un dato importante a tener en cuenta, Venus está más cerca del Sol que la Tierra y sobretodo que Marte, ¿qué ocurre entonces con la radiación solar? La atmósfera de Venus es altamente densa y hace imposible cualquier observación de la superficie; imponentes conglomerados nubosos que atraviesan sus cielos a altas velocidades dando una vuelta completa al planeta en apenas 4 días. Son estas enormes nubes del planeta venusiano las encargadas de repeler y absorber gran parte de la radiación solar, dejándola en condiciones similares a la de la Tierra.

La gravedad tampoco sería un problema. En Marte su gravedad causaría toda clase de problemas físicos y complicaría el crecimiento de niños y jóvenes. Al contrario que en Venus, la cual su gravedad es un 90.4 % como la de la Tierra.
Y un pozo de gravedad más grande implica menos desaceleración en la órbita necesaria para viajar hasta allí. Esto es otra ventaja a considerar, Venus está más cerca y tan solo se tardan 97 días en llegar, a diferencia de los 7 meses que se tarda hasta Marte.
De Bespin a Venus
¿Y cómo podriamos hacer para asentar colonias en Venus? La única alternativa científicamente respaldada es la ofrecida por Geoffrey A. Landis, científico de la NASA. Su visión consiste en hábitats aerostáticos basándose en la idea de que el aire respirable es un gas ascendente en la atmósfera de Venus. En otras palabras, hábitats sostenidos en el aire por enormes y gigantescos globos, algo muy digno del más clásico steampunk. Pero tampoco descabellado.

Aún así si Elon Musk dice que quiere asentar colonias en la superficie marciana, ¿porqué no íbamos nosotros también a soñar a lo grande? Construyamos ciudades flotantes en Venus, hagamos realidad Bespin. A fin de cuentas es un sueño que el ser humano ha perseguido durante muchos años, y ya hay quien busca desarrollar un primer prototipo.
Uno de los aspectos más importantes es que gracias a la proximidad con el Sol los paneles solares serían mucho más eficaces, hasta un 40% más que en la Tierra y 240 veces más que en Marte. Construir ciudades flotantes con una sostenibilidad basada en paneles solares y reactores nucleares (la única otra fuente de energía viable) no suena tan descabellado como llegar hasta Marte, cavar en el suelo y construir una colonia.

Y es que una vez sepamos construir ciudades flotantes podría ser mucho más fácil producir ciudades en masa con resistencia al ácido que mandar humanos a Marte para buscar zonas subterráneas habitables, y posteriormente empezar a establecer una base allí.

Este artículo ha sido publicado por un colaborador invitado.
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