El Padrino: Parte III y la cultura del rechazo

¿Qué le ocurre a ‘El Padrino III’ que es tan horrible como dicen las malas lenguas? Desde la popularidad de las redes sociales y que la saga de Coppola se convirtieran por excelencia en la cúspide del cine de todos los tiempos, parece que existe cierta “cultura de rechazo” hacía la tercera y última película de la trilogía.
Pero, ¿a qué responde ese rechazo? ¿Se trata con diferencia de una de las peores películas de la historia? ¿O hay otras razones por las que ‘El Padrino: Parte III’ es considerada una mala película? En este artículo exploramos un poco la historia detrás.
Nota: Este artículo puede contener spoilers de las tres películas. Si no las has visto puedes saltar a la parte final haciendo click aquí.
Una oferta que sí pueden rechazar
‘El Padrino’ supuso un antes y un después en su época, una época en la que el público ya estaba saturado de sobrerepresentaciones estereotipadas de los mafiosos e italoamericanos. Fue entonces cuando llegó un joven Coppola con su tenaz visión que no tenía muy contenta ni a la Paramount ni a las Cinco Familias de la Cosa Nostra, pero gracias a sus presiones e insistencia logró hacer la película como quiso. El resultado fue historia, ‘El Padrino’ rompió la taquilla, Paramount quedó tan contenta que quiso una continuación, y las mafias de Nueva York dieron su bendición a la película.
Asimismo la cinta nos trajo a un casi irreconocible Marlon Brando en su mejor época y nos presentó a un joven Al Pacino, inexperto y desconocido para el gran público. Al Pacino ni si quiera tenía el papel asegurado; el primer candidato fue Jack Nicholson, el director de casting no quería a Pacino, y tenían pensado despedirlo a las pocas semanas. Gracias a la tozudez de Coppola y que el actor demostrase su talento en una escena clave logró asegurarse el papel así como toda la fama que le vendría después. La escena en cuestión, la de la muerte de Sollozzo en el restaurante.
Tras ‘El Padrino’ vino ‘El Padrino: Parte II’, y cuando parecía algo imposible superar a la original Coppola logró lo impensable con lo que a día de hoy se considera la mejor película de la historia del cine. La yuxtaposición perfecta del pequeño Vito Andolini y su adultez, frente a la adultez de su hijo, ahora al mando de lo que una vez construyó su propio padre. Estamos hablando de una película singular que dejó cientos de momentos icónicos para la posteridad. Si la primera fue magistral, su secuela no hizo más que engrandecer el nombre de los Corleone.
Y entonces llegó la tercera entrega.
No hay dos sin tres
Realmente podemos asegurar que la saga de ‘El Padrino’ es una de las pocas excepciones donde una continuación innecesaria realmente logra serlo. La mayoría de grandes éxitos comerciales que luego intentaron repetir hazaña acabaron abocados al fracaso y ensuciando el nombre de su predecesora, si no que se lo digan a ‘Dirty Dancing’, ‘American Psycho’ o ‘Donnie Darko’.
‘El Padrino: Parte II’ venía cargada de promesas pero también de preocupaciones, empezando por el nombre; Paramount no quería que el título fuera numerado, pues aquello no estilaba mucho en el cine y en cierta manera Coppola inició aquella nueva moda. Pero el interés por una secuela venía más de la Paramount y el director solo aceptó el trabajo bajo una serie de exigencias, empezando por dejar fuera a Robert Evans, productor de la primera película.

El eje central de la historia siempre ha sido la vida de Michael Corleone, la cual según palabras del director se cuenta suficiente en las dos primeras películas. Igual que en la segunda, fue el interés de la Paramount ir a por una tercera entrega, y esta vez no fue las exigencias de Coppola por lo que aceptó, sino su situación financiera, al borde del desastre debido al fracaso que supuso ‘Historias de Nueva York’, donde también participaron Woody Allen y Martin Scorsese.
’El Padrino: Parte III’ nos transporta muchos años después de los acontecimientos de la secuela, con un Michael por un lado atormentado por su pasado y la muerte de Fredo, por otro lado con el deber de tener que lidiar con el legado y el futuro de la familia mientras observa el inevitable romance de su sobrino y bastardo con su adorada hija a la que intenta mantener lejos de los peligros de su negocio.
De una manera similar a cómo ocurre en la segunda película, vemos una especie de yuxtaposición entre el declive de Michael, el romance de su hija, y el fin de una era que queda tan sutilmente abierta como cerrada. La historia de Michael podría considerarse suficientemente concluida en ‘El Padrino: Parte II’, pero la historia de la familia y el legado de Vito Corleone se cierra de manera perfecta en la tercera entrega; Michael muere de viejo, completamente solo y arrepentido por la perdida de su hija, de similar manera que su padre, quien quiso evitar a toda costa ese mismo destino para su hijo.
La sombra de las dos primeras
Entonces, ¿por qué ‘El Padrino: Parte III’ es tan denostada por una gran parte de la crítica? Bueno, a esa duda se responde en dos sencillas razones.
‘El Padrino’ y ‘El Padrino: Parte II’ fueron películas magnánimas que dejaron (y a día de hoy siguen dejando) el listón demasiado alto, las expectativas por la tercera entrega eran demasiado. El problema aquí deriva cuando la sociedad cree o espera que cada nueva entrega ya sea de una película, una serie, un libro o incluso un álbum de música debe siempre superar a su predecesora. No voy a engañar a nadie, el hecho de ver casos como ‘El Padrino: Parte II’, ‘El retorno del rey’ o ‘El Imperio Contraataca’ son una maravilla que siempre agradeceremos. Pero ser mejor que su antecesora no es ni mucho menos una “norma no escrita”, al contrario, el único requerimiento es mantenerse fiel a su lenguaje y estilo personal, lo cual ‘El Padrino: Parte III’ mantiene en todo momento.

La segunda razón de ese profundo rechazo se encuentra en algo comentado líneas atrás; la historia de Michael se cuenta en las dos primeras. En otras palabras, el libro de Mario Puzo se refleja en las dos primeras películas, mientras que la tercera su guión fue concebido en una colaboración estrecha entre Puzo y Coppola, algo que siempre ha tenido muy dividido a críticos y fans. Pero independientemente de ello la historia fue concebida por los dos artificies de esta saga; su autor original, y el autor de la películas. Por lo tanto estamos ante una historia original, canónica, y no una invención comercial “sin sangre de Corleone”.
De modo similar que ocurre cada vez que Disney estrena una película de ‘Star Wars’ o sale una adaptación de alguna obra conocida, ya sea una novela, un manga o cualquier otra cosa, hay cierto rechazo por parte de algunos grupos de personas. Casi con toda seguridad, puedo afirmar que ocurrirá también con la serie que está preparando Amazon sobre ‘El Señor de los Anillos’.
Lo que hace buena una película no es en sí su fidelidad con la obra original o el origen de su historia, si no todo su conjunto; la historia que nos cuenta, cómo encaja con las dos anteriores, su valor emocional, su realización, sus actuaciones… ‘El Padrino: Parte III’ sigue manteniendo el estilo de dirección de Coppola y la narración de Puzo, que es lo único que importa. Independientemente de que no llegue a ser tan buena como las dos primeras entregas o que su historia no venga del libro original, sigue postulándose como una película maravillosa y entra fácilmente en cualquier top histórico de las mejores películas de los 90s.
El rechazo social
Muchas veces he oído gente decir que han visto la primera y segunda entrega pero debido a cosas que han leído de la tercera han preferido no verla, lo cual considero un tremendo error y una manera absurda de privarse de una gran película. Para empezar, nunca deberíamos basarnos en opiniones externas a la hora de decidir qué ver; pueden servirnos para encontrar buenas recomendaciones, pero siempre debemos ser nosotros quienes formemos nuestra propia opinión, especialmente cuando se tratan de películas de una saga que nos gusta.
El problema viene en la magnitud de las críticas vertidas y la facilidad con la que la gente no vacila a la hora de descalificar una película con el peor de los improperios posibles, poniendo ‘El Padrino: Parte III’ a la altura de algo tan absurdo como lo es ‘Dragon Ball Evolution’. Y es que el público no es crítico profesional, así que la gran mayoría carece de objetividad a la hora de calificar, y otra gran mayoría es fácilmente influenciable por la crítica popular, lo cual no ha favorecido mucho que digamos a la película.

Esto no ha hecho más que convertir en un meme de cultura popular que ‘El Padrino: Parte III’ es “la oveja negra” de las tres películas, la película que nunca debió existir. Tal es el nivel de rechazo que no es raro ver referencias culturales en películas y series que utilizan a la tercera entrega como un burdo símil de algo que es malo por naturaleza. Lo mismo ocurre en grupos sociales, la corriente social dicta “lo correcto”, y es fácil encontrarse gente que reniega de la película incluso sin haberla visto.
Mi recomendación personal es que no hagáis caso a la opinión popular y veamos la tercera película con una mentalidad más abierta, sin sobreanalizarla en busca de cosas que no nos puedan gustar. Dado que el libro de Puzo se cuenta exclusivamente en las dos primeras entregas, y viendo que llevamos ya 20 años esperando una cuarta entrega de una historia de Puzo a medio terminar, podemos considerar la Parte III como un regalo caído del cielo y algo a lo que aferrarnos fervientemente. Le da un final digno a la saga, con uno de los mejores finales vistos en el cine.
Los que la odian pueden decir lo que quieran, Parte III es una gran película.
Comentarios
Con 34 años ayer termine de ver la saga por primera vez. Me maraville con las 2 primeras, tarde muchos días en verlas porque me quedaba pensando las escenas y me iba a buscar referencias, entrevistas, volvía a la película, así por días. Y a diferencia de las 2 primeras, en la 3 entrega se extrañan los personajes italianos, toda esa mistica de los viejos no esta en los personajes nuevos, no atrapan las historias de Mary Corleone, Vincent Mancini, la reportera y algun otro. No queremos saber la historia de su vida, ni que les pasa, ni que piensan, son aburridos, quizás por estar mal actuados.