Hablemos del final de ‘Dr. House’

Han pasado muchos meses desde que mi novia me obligó a que viera con ella una de sus series favoritas y que guarda relación con su profesión, la sanidad. Lo que por entonces era su serie favorita no tardó en convertirse también en una de las mías.
Y es que no me explico como pude tardar tantos años (siete desde que finalizó la serie) sin haber disfrutado de ella, ni si quiera haciendo zapping cuando la emitían en Cuatro. No sabía lo que me perdía.
Hace dos días, ni más ni menos, finalmente la acabé tras vivir todos los dramas, todos los deslices, todas los sarcasmos, y todas las furias del doctor Gregory House, para concluir con uno de los pocos finales dignos y perfectos que he visto en una serie.
Y sí, este artículo estará plagado de spoilers.
Todo el mundo miente
Es el nombre del capítulo con el que empezó ‘Dr. House’ y básicamente la base de toda la serie; la premisa de que todo el mundo, hasta el más inocente, miente.
Aquel piloto en su momento llamó toda mi atención y preocupación al mismo tiempo. Destacaba el hecho de que fuera grabado con una paleta de colores… peculiar. Pero ni ello impidió que tuviera una buena acogida, tanto del público como de la crítica, y en capítulos siguientes mejoraría notablemente la fotografía.

En pleno boom de series hospitalarias que estaban tan de moda, ‘Dr. House’ entraba por la puerta grande con una apuesta totalmente distinta; la de un doctor malhumorado, desagraciado, carroñero y conflictivo.
Precisamente la idea nació en la cabeza de David Shore después de una consulta médica por un dolor de espalda que, tras semanas de espera para su evaluación, este desapareció por si solo. Shore se preguntó si los médicos cuchichearían sobre los pacientes a sus espaldas, pero se sorprendió al ver que fueron amables con él pese haberles hecho perder el tiempo.
Y ahí fue cuando le enamoró la idea de un personaje que, como médico, fuera capaz de decirle a un paciente “¿Por qué me haces perder el tiempo?”.
Elemental, mi querido Wilson
“Todo el mundo miente” no solo era la frase más célebre del personaje si no también su más lógica verdad; sus diagnósticos y enigmas se basaban en la simple condición de que el ser humano siempre miente, la única variable es sobre qué.
Los enigmas siempre fueron la mayor adicción de House incluso por encima de la vicodina. No es casualidad que House y Wilson parezcan un reflejo de Sherlock y Watson, y es que la serie se diseñó con la clásica novela en mente bajo una idea inicial de una serie de doctores detectives.

Hay ciertos paralelismos e incluso guiños al personaje de Arthur Conan Doyle, y David Shore reconoce su inspiración en Holmes a la hora de diseñar House.
También está la implicación de que, en el arte del enigma, la persona que disfruta resolviendo enigmas debe ser menos empática y emotiva. Una personalidad que tanto House como Sherlock comparten.
Por contraparte tenemos al doctor Wilson, un oncólogo muy querido por sus pacientes y la viva conciencia de Gregory. Representa todo lo bueno del ser humano, la empatía, la conciencia y el sentido común. No solo es su mejor amigo, si no también su única y más vieja amistad. ¿No recuerda un poco a Watson?

Y es que en efecto, Gregory House podría considerarse como un Sherlock Holmes moderno y alternativo, que en lugar de resolver crímenes, resuelve diagnósticos.
Todo el mundo muere
Más allá de una serie sobre enigmas, diagnósticos, pacientes o el tormento de House, podríamos afirmar que (casi) toda la serie gira en torno a una cosa: la amistad de House y Wilson.
Es una amistad que al comienzo explotaron poco, pero a medida que evolucionaba iban explorando más en esa profunda relación que tienen ambos personajes. Wilson no solo aportaba en House toda esa carencia de humanismo que tiene, si no que además House incidía valor y principios en Wilson. Un bonita simbiosis, el yin y el yang retratados en dos personajes escritos con precisión.

No entraré a debatir si tal vez el cáncer de Wilson, lo que podría considerarse una muerte casi poética dada su profesionalidad, es en realidad un deus ex machina.
Pero sea deus ex o no lo cierto es que supieron encajarlo a la perfección para darle un cierre justo a la serie. Y es que si muere Wilson, también muere House. Y en cierta manera House lo hace para luego resucitar de entre las cenizas cual ave fénix. Una última gamberrada, la más grande de todas, y el adiós para siempre junto a su mejor amigo.
El final nos plantea el mayor dilema de toda la serie, la lucha interna de House contra su subconsciente debatiéndose si seguir con vida o acabar con todo de una vez. Esta vez no va sobre la vicodina, no va sobre el dolor de su pierna, ni sobre los diagnósticos, la cárcel o el amor de Cuddy. Ni si quiera va sobre Wilson. Va sobre su propia vida.
La ejecución no es solo perfecta si no que que además desnuda por completo el personaje de Gregory; lo hemos estado conociendo durante ocho temporadas y aquí al fin contemplamos la culminación de todo.

Morir es la solución cobarde y no hay ningún enigma en la muerte. Sabemos que House acepta la muerte de Wilson y el final nos transmite un buen augurio para Gregory. El cáncer es aburrido, — le dice House a Wilson —, solo queda disfrutar de los últimos meses que les quedan juntos, y soñar con la felicidad de House.
El cénit de Hugh Laurie
Cabe destacar que Hugh Laurie venía de una larga carrera olvidada como cómico británico. Era conocido especialmente por su estrecha amistad con Rowan Atkinson, formando un dúo en ‘La víbora negra’. Y es que probablemente después de Atkinson que Laurie fuera el segundo actor más reconocido de la comedia británica… en los años 80.

Para el casting de ‘Dr. House’ el actor ni se esperaba que su papel fuera el protagonista; al contrario, creía que la serie giraría en torno al personaje de Wilson y que House sería un mero secundario.
“Por entonces, en el drama estadounidense un personaje con ‘cara de chico guapo’ significaba que era el héroe, mientras que el tipo descortés con la cojera sería el compañero. Me sorprendió cuando leí el guión completo y me di cuenta de que todo se trataba de mi personaje.”
Hugh Laurie, Inside the Actors Studio
Hugh Laurie pasó de ser una estrella olvidada de la comedia británica a un nuevo símbolo internacional de la televisión estadounidense. ‘Dr. House’ catapultó su fama como nunca antes lo habría imaginado, y nos dejó el papel más memorable que ha realizado el actor.
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