Reseña de ‘Licorice Pizza’: Alana Haim y Cooper Hoffman debutan en la película más intimista y entrañable de Paul Thomas Anderson
Publicado por: Adrián Ruiz
Anderson no nos tiene particularmente acostumbrados a las historias de un amor joven, pero en esta ocasión tenemos una excepción llamada ‘Licorice Pizza’: su nueva película y el debut de dos jóvenes estrellas que ya apuntan muy alto: Alana Haim, del grupo Haim, y Cooper Hoffman, hijo del difunto Philip Seymour Hoffman.
‘Licorice Pizza’ es algo nuevo y diferente para el director, una vaga idea que se le ocurrió hace 20 años y que fue evolucionando hasta lo que es hoy. Una espléndida película ambientada en la década de 1970, que presenta a dos actores fabulosos, y nos cuenta un romance atípico e incómodo, pero eficazmente perfecto.
Chico conoce a chica
Estamos en Encino, 1973. Gary Valentine (Hoffman) es un adolescente de 15 años esperando para hacerse una fotografía en el colegio, donde aguarda la asistente del fotógrafo, Alana Kane (Haim), de 25 años. Gary tiene un flechazo instantáneo por Alana y no duda en acercársele para invitarla a cenar. Ella es reacia por la diferencia de edad, pero la seguridad y la madurez de Valentine logran despertar su curiosidad. “He conocido a la chica con la que me voy a casar”, le dice Gary a su hermano pequeño.

De este modo ambos jóvenes se conocen y entablan una extraña amistad que evoluciona por caminos inesperados para ambos, poniendo a prueba su incipiente relación. Gary debe lidiar con las relaciones que Alana, una mujer adulta, mantiene, mientras que Alana lidia con una diferencia de edad y madurez en ocasiones muy evidente. Pero hay algo ahí, invisible, difícil de explicar, que genera una química perfecta entre ambos.
El hecho de que Haim, de 29 años, y Hoffman, de 18, no solo sean sobresalientes, sino también desconocidos para el público, es algo que ayuda bastante a ‘Licorice Pizza’. A Haim la conocemos por la banda Haim que forma junto a sus dos hermanas, y a Hoffman por ser hijo de quien es. Gracias a Anderson tenemos la ocasión de ver a estas dos estrellas recién llegadas crecer a Hollywood, aupándose como nuevas promesas con un gran futuro por delante.

Haim es igual que Alana, una joven que busca su propia identidad y algo a lo que aferrarse en la vida, mientras que Gary desprende una personalidad tan atractiva y jovial que nos infunde con facilidad un complejo de Peter Pan. Y destacar que tiene la misma capacidad para conmovernos que su padre, combinando encanto con sutileza. Por momentos es fácil ver al difunto Hoffman en él, ya sea en una expresión heredada como en sus dotes de actuación, idénticos a los primeros papeles de su padre.
Pero ‘Licorice Pizza’ no sería tan fascinante si solo contara con estrellas recién llegadas: también tiene su pequeña ración de actores famosos. Por un lado tenemos a Bradley Cooper encarnizando una versión extraña y macabra de Jon Peters (pareja de Barbra Streisand), y después a Sean Penn en el papel de Jack Holden, un actor glorificado que se cruzará en el camino de Alana, acompañado de un director chiflado al que da vida Tom Waits.

La familia Haim, muy cercana a Anderson, también aparecen en la película: hermanas y padres representando los mismos papeles en la vida de Alana. Otras estrellas conocidas aparecen a lo largo de la película, como John Michael Higgins y Christine Ebersole, mientras que en papeles muy secundarios se ocultan (casi impercentibles) algunas estrellas como Maya Rudolph y John C. Relly.
Con ‘Licorice Pizza’, Anderson nos ofrece una cálida experiencia de la adolescencia, así como el descubrimiento de dos jóvenes que sin duda serán un soplo de aire fresco para las nuevas generaciones de Hollywood. Y si todo sale bien, un joven Hoffman lo suficientemente capaz como para estar a la altura de su propio padre.
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