Retro-análisis de ‘Red Dead Redemption’: revivimos en Xbox Series X la aventura que hizo grande a John Marston
Publicado por: Adrián Ruiz
Hace 3 años salió a la venta el esperadísimo ‘Red Dead Redemption 2’, uno de los mayores juegos que ha recibido la pasada generación, que tocó techo con PS4 y Xbox One y nos dejó uno de los mundos abiertos más espectaculares vistos en un videojuego. Y no es para menos, básicamente seguía el mismo camino que marcó su antecesor: ‘Red Dead Redemption’.
Ocho años atrás Rockstar nos sorprendió con una apuesta interesante, algo nuevo y distinto, una especie de GTA ambientado en el lejano oeste. La diferencia de este “GTA western” es que era un juego más profundo y maduro; en él no éramos un macarra de tres al cuarto, sino un forajido retirado intentando salvar a su familia. La esencia era la de un GTA, pero la identidad era propia. Y sin pretenderlo nació el que muchos consideran el mejor videojuego de la séptima generación.
Antes del lanzamiento del RDR2 quise revivir la aventura de John Marston en mi antigua PS3 pero no duré más de 10 minutos. La escasa resolución y unos FPS por el suelo hacían de este juego una experiencia injugable hoy en día, así que acabé desistiendo. Años después llegó la novena generación y decidí dar el paso de adquirir mi primera Xbox, Una Series X, junto a una copia de segunda mano de aquel mítico juego.
Gracias a la retrocompatibilidad con Xbox One ‘Red Dead Redemption’ funciona a 4K y 30FPS estables en Xbox Series X|S. Hubo un momento que llegó a tener AutoHDR, opción que dejó de estar disponible el pasado mes de noviembre. Quitando eso, lo cierto es que actualmente la versión de Xbox de este juego es, de lejos, la mejor versión que podemos encontrar actualmente.
La vida de un forajido
Quién diría que después de 8 años seguirían habiendo relativamente pocos videojuegos del salvaje oeste; antes del 2003 los ejemplos más comunes eran ‘Sunset Riders’ o ‘Mad Dog McCree’. ‘Red Dead Redemption’ viene precisamente de un juego anterior de Rockstar para la clásica PS2, ‘Red Dead Revolver’, al que le continuó ‘Gun’, una suerte de “GTA-em-up” bastante cortito. Por último en 2007 debutó el mítico ‘Call of Juarez’ para Xbox 360, lo más cercano que se ha llegado a ver a RDR hasta la fecha.

‘Red Dead Redemption’ no es realmente una secuela de ‘Revolver’, de hecho, su vínculo es casi inexistente. En su momento fue un juego que se comparó más con ‘GTA IV’, el cual salió pocos años antes. Pero ‘Redemption’ proponía una experiencia diferente, una experiencia que hacía que esa comparación fuera totalmente innecesaria. El juego en realidad nos estaba acostumbrando a una naturaleza más dispersa, típica del salvaje oeste.
En cierta manera ‘Redemption’ cogió lo establecido en ‘GTA IV’ e incorporó un amplio espectro de alteraciones y ajustes que le daban una configuración más suave y adaptable que la de Niko Bellic. Tal como siempre nos ha tenido acostumbrados los de Rockstar, la magia residía en los pequeños detalles: desde capturar caballos o fugitivos con un lazo, hasta rescatar a alguien de la soga con un tiro limpio y calculado con suma precisión. Otros añadidos adicionales que enriquecían la experiencia eran, por ejemplo, la opción de acampar en cualquier lugar y que este sirviera como punto de guardado o de viaje rápido. Para la época, era un grandísimo añadido en un mundo abierto tan enorme.

En ‘Red Dead Redemption’ nos ponemos en la piel de John Marston, un antiguo forajido que intenta dejar atrás una vida de duros caminos y malas decisiones. Por desgracia se verá atado de manos y obligado a servir de marioneta para unos agentes federales, los cuales custodian a su esposa Abigail y su hijo Jack Marston. La moneda de cambio: capturar a los miembros de su antigua banda a cambio de recuperar a su familia, una tarea para nada sencilla y que conllevará muchos problemas para nuestro protagonista.
GTA en esencia
La jugabilidad, para la clase de juego que es, es la que era de esperar de un sandbox con la firma de Rockstar: misiones principales que se activan cuando visitamos puntos de referencia del mapa, con muchas otras misiones secundarias para ir haciendo entre tanto.

También encontraremos trabajos secundarios para ganar dinero u otras bonificaciones, eventos puntuales en cualquier lugar, y una tentación constante de querer salir y explorarlo todo. ‘Red Dead Redemption’ nos presentó una acción mucho más incidental de que la que estamos acostumbrados a ver en un GTA común, permitiendo encuentros casuales en los que salvarles la vida a extraños o enfrentarnos a otros bandidos. Dichas acciones pueden influir en nuestra fama y honor, lo que a su vez afecta a cómo la gente (y la ley) nos trata a nosotros.
Los gráficos y la presentación del mapa es con diferencia lo más espectacular de todo. Igual que su precuela, RDR2, cuenta con unas vistas impresionantes y unos entornos para dejar huella. Hablamos de un juego de hace 11 años que salió para un hardware robusto pero limitado como fue el de PS3. Y es que ‘Red Dead Redemption’ fue con diferencia uno de los juegos más tochos que vio la generación. Hablamos de un basto mundo abierto que se abría a nuestro paso sin despeinarse, con largas distancias para recorrer a lomos de nuestro caballo mientras contemplamos embobados un paisaje fascinante, vivo y dinámico. Ver aquello en 2010 se sentía igual que ver hoy en día lo mismo en ‘Redemption 2’.

A ello le sumamos uno de los mejores DLC que se pudieron ver en la época, ‘Pesadilla de los No Muertos’, una historia adicional en la que teníamos que hacer frente a una invasión zombie en pleno viejo oeste. Dicho DLC viene incluido con la edición estándar de Xbox, normalmente se instala automáticamente al insertar el disco del juego, ya sea en una Xbox One o Xbox Series X|S.
Respecto al funcionamiento del juego en la última generación de Xbox no hay palabras suficientes para describirlo. Cierto es que se echa en falta ese AutoHDR que desapareció sin explicaciones, pero el reescalado 4K es tan notorio que por momentos no se siente como un juego de hace dos generaciones. Los FPS van limitados a 30 fotogramas por segundo pero sin caídas en ningún momento: son sólidos como una roca.
En general la experiencia es totalmente inmersiva y disfrutarlo en ya sea en una One o una Series no hace más que alimentar las ganas de revivir otra vez la historia de Arthur Morgan y conocer los orígenes de Jack Marston. Es, con gran diferencia, uno de los pocos juegos de 360 que merece la pena volver a disfrutar por segunda, tercera o cuarta vez.

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