Análisis de ‘The Last Guardian’: ¿mereció la pena los 10 años de espera y retrasos?

Publicado por: Adrián Ruiz
The Last Guardian

Fueron años, muchos años de espera y eternos retrasos lo que tuvimos que soportar los fans del trabajo de Fumito Ueda. Después de dejarnos el maravilloso ‘Shadow of the Colossus’, el anuncio de su próximo juego para la generación de la potencia era una ilusión para muchos.

Pero 10 años. Fueron 10 años en total, junto a la cancelación de la edición de PS3 en el último momento para darle un hueco en PS4. Y yo fui uno de aquellos que se compró PS3 solo por este juego. Dichosas decisiones ejecutivas.

Decepcionado, desilusionado y sin un mínimo interés en probarlo cuando por fin salió. Tras varios años decidí que ya era hora. Esperé demasiado por este juego, así que sería una decepción no haberlo probado nunca.

La fría expectativa

Hace 10 años realmente esperaba que ‘The Last Guardian’ me dejara flipando. Pero un limbo de 10 años, un desarrollo desastroso y unas malas decisiones me hicieron rebajar las expectativas para esperar una experiencia ciertamente más realista a lo que ofrece el juego.

Por desgracia 10 años de espera no han hecho justicia a los estándares de ICO. Una historia emocional que se ha visto empañada por los constantes problemas técnicos.

En los tiempos que corren de juegos hiperrealistas y acción a cascoporro, ‘The Last Guardian’ es perfectamente una cápsula del tiempo que nos transporta a la maravillosa época que era PlayStation 2. Algo que se interpreta como una bendición y una maldición al mismo tiempo.

Nada más comenzar ya intuimos que estamos ante un juego de Team ICO. Sin tutorial, ni guías ni indicaciones, ni siquiera de cómo controlar al personaje. Solo pistas vagas a través de una narración sutil y elegante. Un diseño inteligente que nos hará explorar los entornos en busca de soluciones para el rompecabezas que toca y así avanzar al siguiente nivel. Como debe ser.

The Last Guardian

La mayoría de los acertijos del juego se centran en tres sencillas mecánicas: encontrar barriles para alimentar a Trico, destruir una especie de vidrieras capaces de asustar a nuestro compañero, y evitar que los enemigos (los únicos que hay en todo el juego) te atrapen. Trico, por supuesto, siempre será de ayuda.

A lo largo de la aventura nos encontraremos plataformas de menor o mayor dificultad, zonas inalcanzables por nuestro propio pie a las que deberemos llegar usando a Trico, o barricadas que tendremos que ingeniárnosla para romper. La exploración y la suma atención son aspectos primordiales a la hora de encontrar soluciones.

The Last Guardian

El apartado técnico

‘The Last Guardian’ viene empañado por un motor antiguo y casi obsoleto, estancado en la generación de PS2 y que conserva la mayoría de sus fallos que la industria ya había superado hace décadas. Tal como pasaba en ‘ICO’ y ‘Shadow of the Colossus’, la cámara puede llegar a ser frustrante. Lo cierto es que el juego ha sido diseñado para evitar el mínimo uso de la cámara, así que lo mejor es no tocarla en exceso y dejar que él solo enfoque. De lo contrario es probable que nos perdamos cinemáticas muy importantes.

La IA de Trico es polémica y de opiniones dispares. Hay quienes la alaban, hay quienes la odian. Lo cierto es que no pretende ser un compañero de viaje obediente sin rechistar, mecánico y preciso. Trico es como cualquier mascota que se precie; aprende sobre la marcha, se distrae y a veces no obedece, por lo cual es normal que a veces no haga caso. No es un fallo de programación.

The Last Guardian

Y aun así Trico es increíble. Es con diferencia lo que más mimo ha tenido de todo el juego. Sus animaciones son naturales e impresionantes, parece un animal de verdad. A veces nos recordará un perro, a veces a un gato, a veces a un águila. Su evolución también es natural, a medida que avanza la aventura pasará de ser una bestia traumatizada a un compañero leal y protector. El vínculo que estableceremos con Trico inevitablemente será emocional. Y fuertemente real.

La historia, por supuesto, en la línea de ICO. Solitaria, triste y muy gris. La diferencia en ‘The Last Guardian’ es que aquí se han molestado en añadir algo más de profundidad y contexto a los eventos de la narrativa, lo cual se agradece. Preparaos para un final estremecedor.

Eso sí, el juego es realmente corto. Demasiado para lo que ha tardado en desarrollarse.

Conclusión

Es difícil decidir si ‘The Last Guardian’ me ha encantado o simplemente me ha gustado como un juego cualquiera. Sí puedo decir que no estaba a las expectativas de lo que me esperaba, y su trágica trayectoria inevitablemente empaña la experiencia con creces. Y no debería ser así, por supuesto.

Pero si eres de los que olvidan, de los que perdona, o simplemente estás empezando a descubrir las maravillosas joyas de Fumito Ueda, sin duda ‘The Last Guardian’ es un imprescindible para tu catálogo. No será el mejor juego de PS4, tal vez tampoco uno de mis favoritos, pero no dudaría ni un momento en recomendárselo a cualquiera.

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