Ecoterrorismo y la Operación Vegetarian: cuando Reino Unido intentó emplear un arma biológica contra Alemania

Operación Vegetarian
Publicado por: Adrián Ruiz

La tensión de una guerra siempre ha sido capaz de sacar lo peor del ser humano, y ejemplos de ello los podemos ver en la Segunda Guerra Mundial. El uso de ántrax (carbunco) como arma biológica letal no es algo de antaño y ya ocurrió una vez en el año 2001: unas simples cartas infectadas con carbunco que acabaron con la vida de 5 personas.

Pero remontándonos a la historia nos encontramos con el mayor caso de ecoterrorismo durante la última guerra mundial. Y también el mejor ejemplo de que para acabar con toda una población no son necesarias bombas atómicas: una pandemia es más que suficiente, algo que estamos aprendiendo en la actualidad con el COVID-19.

El ántrax, que en nuestra lengua lo conocemos mejor como carbunco, se trata de una bacteria muy agresiva. Se reproduce mediante esporas dentro de cualquier ser vivo, y estas esporas al ser defecadas son capaces de mantenerse inertes en el suelo por muchísimo tiempo.

Por supuesto afecta también a los humanos y lo hace de dos formas: mediante vía cutánea dejando heridas horribles, y por vía respiratoria o ingestión, provocando una enfermedad letal.

La operación de Churchill

Después de que en la Primera Guerra Mundial los alemanes emplearan cloro gaseoso como arma el gobierno británico se apresuró en crear el complejo de Porton Down: una instalación secreta destinada a la investigación y desarrollo de armas químicas.

Más de treinta años después y en plena Segunda Guerra se abrió un nuevo departamento en aquel complejo que se especializaría componentes biológicos, como el ántrax o la toxina butolínica. Tras la rendición de Francia, Churchill ordenó a Porton Down que desarrollaran un método para utilizar el ántrax como arma contra Alemania.

Winston Churchill

¿Y por qué ántrax? Por el Bacillus anthracis, la bacteria Gram responsable de la enfermedad del carbunco. Si una persona infectada con esta bacteria por vía cutánea no recibía tratamiento tenía una mortalidad del 20%. Y si llegaba a los pulmones no había tratamiento que le salvara: el porcentaje subía hasta el 95%. Ante esta tasa de mortalidad Churchill quería que se pudiera emplear como arma, y casi lo consiguieron.

De ahí nació la Operación Vegetarian: un plan ideado por Porton Down que pretendía contaminar con ántrax los pastos del norte de Alemania. Y de lograrlo las consecuencias habrían sido devastadoras para todo el país llegando incluso a afectar al resto de Europa. La idea original era emplear 5 millones de pasteles de semillas de lino cargados con esporas de carbunco, lanzarlos sobre las zonas ganaderas de Alemania, y que el ganado muriera tras ingerirlas.

Esto habría provocado la enfermedad de millones de animales generando una crisis alimenticia en todo el país: los británicos creían que los alemanes dejarían de comer carne por miedo a la enfermedad, agravando así las consecuencias de la escasez. Pero también llegaría a una proporción considerable de civiles causando la muerte de cientos o miles de alemanes. Por si fuera poco, las esporas de carbunco son capaces de sobrevivir hasta un siglo, lo que haría inhabitable las zonas infectadas.

Bacillus of Anthrax

Todo aquello fue mucho más que un plan sobre el papel y Porton Down llegó a tener su propia cadena de fabricación: una empresa especializada en jabones fue contratada para inyectar las esporas en cada una de las semillas de lino. Por otro lado el Ministerio de Agricultura se encargó de suministrar todos los cultivos necesarios.

Y por supuesto hubo un ensayo de prueba. De algún modo tenían que comprobar la eficacia de las esporas de ántrax antes de lanzar cualquier ataque.

La isla de Gruinard

Para realizar pruebas se escogió la isla de Gruiniard, una isla deshabitada y de apenas dos kilómetros cuadrados al noroeste de la costa escocesa. El gobierno británico le incautó la isla a sus propietarios y entre 1942 y 1943 realizaron varios experimentos con ántrax sobre un rebaño de 60 ovejas. Todo salió según lo esperado: las 60 ovejas murieron en apenas unos días.

Con 5 millones de semillas de lino fabricadas y una docena de bombarderos de la Real Fuerza Aérea Británica preparados para el despliegue, Porton Down estaba lista a la espera de recibir luz verde. El plan sería sencillo: cada avión iría equipado con 4000 semillas que lanzarían en rondas de 400 unidades cada dos minutos, a lo largo de los 20 minutos que duraría el bombardeo.

Churchill era consciente de las consecuencias y por ello marcó una condición muy clara: la Operación Vegetarian solo se pondría en marcha si Alemania atacaba primero a los ingleses con armas químicas o biológicas. Pero nunca llegó a pasar y gracias a ello Alemania y Europa se salvaron de una buena. También influyó el hecho de que comenzara el declive de Alemania con su caída en el frente oriental y su derrota era cuestión de tiempo.

Al término de la guerra las cinco millones de semillas de lino fueron incineradas, pero aún quedaba otro frente abierto: la isla de Gruiniard. Reino Unido intentó descontaminar la isla lo mejor que pudo, pero no pudieron conseguirlo. Se declaró la zona en cuarentena y se prohibió el acceso a cualquier persona no autorizada.

Hasta 48 años después, que empezaron a hacerse público muchos detalles sobre la Operación Vegetarian y surgieron varios movimientos ecologistas. Un grupo extremista de escoceses anónimos inició una campaña para demandar al gobierno británico que eliminaran de una vez el ántrax de la isla. Ante la falta de respuestas estos accedieron a la isla para extraer varias decenas de kilos de tierra contaminada, que luego aparecería en contenedores cerca de las instalaciones de Porton Down y en la ciudad de Blackpool.

Isla Gruinard

Las presiones hicieron efecto y finalmente el gobierno decidió poner fin al problema. En 1986 retiraron muchas toneladas de tierra infectada y esparcieron formaldehído diluido en agua marina por toda la isla. Después de que un rebaño de ovejas que llevaron a la isla no mostrara síntomas durante meses, en 1990 se declaró el lugar seguro y fue devuelto a sus antiguos propietarios por un precio simbólico de 500 libras.

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