La empresa más antigua del mundo
Publicado por: Adrián Ruiz
Probablemente muchos de vosotros estaréis pasando este confinamiento viendo más series y películas que nunca. Y es normal, estamos encerrados 24 horas al día y hacemos lo que podemos por matar el tiempo.
Y yo no soy menos, estoy aprovechando este tiempo para disfrutar de House, la clásica serie de médicos protagonizada Hugh Laurie, el mítico actor y cercano amigo del legendario Rowan Atkinson.
Estoy ya en su última temporada, disfrutando de sus últimos compases con tintes de melancolía y que dejan discernir un tragicómico final. Pero no pasa ni un solo capítulo que nos deje con grandes diálogos, moralejas y curiosidades que siempre despiertan todo mi interés.
Pero, ¿qué demonios tiene que ver todo esto con el propósito del artículo?
Uno de esos grandes detalles se da en el cuarto capítulo de la octava y última temporada, el cual cuenta con la invitación del actor Michael Nouri en la piel de un dudoso empresario. Este personaje, en su peculiar drama personal, nos cuenta una interesante historia que da perfil al propio personaje; la historia de Kongō Gumi.
¿Quién es Kongō Gumi?
Cuando hablamos de Kongō Gumi no solo hablamos de un antiguo empresario, también de la empresa más antigua del mundo; Kongō Gumi Co., Ltd.
Los orígenes de esta empresa se remontan al año 578, en Osaka, Japón. Por entonces, el Príncipe Shōtoku invitó desde Baekje (Corea) a Osaka a tres carpinteros miembros de la familia Kongō, expertos en construcción de templos budistas.
El propósito de tal viaje fue para construir el templo budista Shitennō-ji, en el año 593, siendo el primer templo budista y el primer templo administrativo oficialmente de Japón.

De aquellos tres carpinteros, Kongō Shigemitsu, fundó su propia empresa con bajo el nombre de Kongō Gumi, dando origen a la empresa más antigua que ha habido.
Un linaje de largas generaciones
Esta fundación daría pie a una de las empresas más longevas que han existido, y que, siguiendo una fiel tradición japonesa, ha pasado por el liderazgo de hasta más de 40 generaciones del clan Kongō.
En el siglo XVII se realizó un enorme pergamino que refleja a las 40 generaciones que habían liderado Kongō Gumi hasta el momento, pergamino que permanecería visible en uno de sus primeros templos budistas, el cual ha sufrido grandes remodelaciones a lo largo de su historia para conservarse en pie.
Conociendo su historia
Shigemitsu fue uno de los tres carpinteros que viajaron de Baekje a Japón por petición del Príncipe Shotoku, en un interés por introducir el budaísmo en el país. Por entonces, el culto religioso que seguían los japoneses era el sintoismo y no existía una tradición perse en maestros de la construcción. Corea era un estado budista y por eso el Príncipe se interesó en buscar allí alguien que le ayudara a construir sus templos, encargando a Shigemitsu la construcción del primer complejo religioso budista financiado por el estado.
15 años después se inauguró el templo tras su finalización, conservando el mismo aspecto que a día de hoy presenta.

Y así, a lo largo de décadas la empresa Kongō Gumi iría renovando su alianza con las distintas dinastías que gobernarían Japón, con el propósito de mantener el Shitennō-ji y realizar las obras necesarias tras las distintas guerras o desastres naturales que sufriría el país.
Gracias a la expansión del budismo, Kongō Gumi pudo expandir sus horizontes con nuevas construcciones por todo el país, como el templo Koyasan o el propio castillo de la ciudad de Osaka.
Enfrentando dificultades
Como sería evidente, una empresa con tantos años a sus espaldas enfrentaría momentos difíciles; uno de los más complicados ocurrirían en el inicio de la era Meiji, en 1868, por su occidentalización de la sociedad, la persecución del budaísmo y la re-instauración del sintoísmo como religión de culto.
Aún así, y pese a las complicaciones que se presentarían, Kongō Gumi logró salir adelante gracias a la dirección del por entonces presidente de por entonces, Yoshisada Kongō. Entre sus directrices estaban los 16 preceptos que eran el pilar de la empresa desde su nacimiento, e incluían normativas como el tipo de vestimenta a usar, metodologías de trabajo, o una formación que obligaba a sus empleados a aprender aritmética, con un período de 10 años para perfeccionar sus técnicas y convertirse en maestros.
El fin de una era
No en vano, todo inicio tiene su fin. En los años 80 la empresa realizó grandes inversiones en ladrillo durante una burbuja inmobiliaria que asolaba, y que finalmente estalló en 1990 obligando a la empresa a endeudarse por primera vez en su historia.
La situación financiera, acompañada de los cambios sociales que estaba padeciendo el país, le hicieron acumular una deuda de 33 millones de dólares para el año 2005. La existencia de Kongō Gumi peligraba, situación que llegó a preocupar a todo el país, hasta que la empresa Osaka Takamatsu decidió salir a su rescate incorporándola a su negocio.
Desde entonces Kongō Gumi opera como filial de Osaka Takamatsu, sigue dedicándose a la construcción y mantenimiento de edificios religiosos (Japón tiene más de 155.000 templos y santuarios), pero ya no bajo el aparo del Gobierno.
Actualmente, siendo la empresa más antigua del mundo, ostenta a sus espaldas 1442 años, 1428 cuando pasó a ser filial de Osaka Takamatsu.

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