Neuralink: qué es y qué se espera del proyecto más ambicioso de Elon Musk

Tal vez dentro un tiempo, en un futuro no muy lejano, todo lo que hemos aprendido sobre los cinco sentidos acabe considerándose materia desactualizada y de la que tendremos mucho que desaprender para empezar de nuevo. Y esto podría deberse a Neuralink, una empresa privada que hace pocos meses dio que hablar en muchos titulares después de que mostraran al público por primera vez en una retransmisión en directo los frutos de su trabajo tras años de investigación.
Cuando oímos por primera vez sobre Neuralink, tanto su nombre como la persona que está detrás nos transmite cierta suspicacia y aire a ciencia ficción. Hablamos, por supuesto, de Elon Musk, el excéntrico multimillonario que ha hecho realidad los coches autónomos, los cohetes reutilizables, las gigafactorías, y varios proyectos alocados, como el hecho de conseguir vender 50 mil gorras para financiar un maldito lanzallamas.
Pero cuando hablamos de Neuralink hablamos de un futuro diferente para la humanidad, del uso de inteligencia artificial y machine learning para desarrollar tecnologías amigables y de las que sacar un importante provecho para la sociedad: la creación de un sexto sentido.
¿Qué es Neuralink?
Neuralink es un pequeño dispositivo wereable que primero irá destinado a usarse para ayudar a las personas parapléjicas en tareas relativamente sencillas, como utilizar un teléfono móvil o realizar acciones con el ratón en un ordenador. Todo ello sin emplear ningún esfuerzo físico, ¿cómo? Utilizando la mente.
Hasta hace un tiempo Neuralink era más un sueño y un propósito pero poco a poco comienza a ser una realidad. Cabe señalar que todavía no ha sido probado en personas, pero Elon Musk y su equipo son optimistas en su intención de poder comenzar los ensayos al término de este año. Por contraparte contar con la aprobación de la FDA (la Administración de Medicamentos y Alimentos de los EEUU) no va a ser algo sencillo, pero Neuralink ya ha probado con éxito sus primeros prototipos en roedores y, aparentemente, en un mono.
Para su funcionamiento Neuralink implica la implantación quirúrgica de algunos componentes en la superficie del cerebro, pero no hablamos de algo nuevo: se trata de unos implantes cerebrales que han sido investigados, desarrollados y probados desde la década de 1970. La cuestión es que dichos implantes nunca se han considerado una mejora necesaria para nuestro cerebro, al fin y al cabo el cerebro sigue siendo el mayor misterio del cuerpo humano, apenas hemos comenzado a decodificar los orígenes genéticos de nuestra inteligencia.
Para validar las comunicaciones de nuestro cerebro Neuralink realiza pruebas mediante electrodos para detectar los campos eléctricos. En el cerebro, los campos eléctricos ocurren cuando los nervios se envían mensajes entre sí, y Neuralink hace uso de electrodos para detectar cuando un nervio se comunica con otro.

Uno de los electrodos se coloca justo en la neurona. Como está directamente en la neurona podría detectar cualquier campo eléctrico generado como resultado del disparo de la misma, y después se colocaría otro electrodo más lejos para ver si puede detectar un campo eléctrico de la activación de la neurona. Si lo consigue, lo mueven cada vez más lejos hasta el punto que el segundo electrodo ya no puede detectar la señal; en ese punto el primer electrodo informa que la neurona se está disparando, pero el segundo electrodo no podría confirmarlo.
En otras palabras el segundo electrodo está demasiado lejos de la neurona. Eso establece la distancia en la que los nervios se comunican entre ellos, en unos 60 nanómetros, lo que significa que los electrodos tendrían que estar dentro y no fuera del cráneo. Y eso es exactamente lo que Neuralink busca hacer, electrodos implantados mediante un pequeño receptor que se colocarían debajo del cráneo.
Pero en realidad estamos hablando de una tecnología con un hardware diminuto, no es siquiera más grande que un pendrive genérico, podría hasta considerarse más pequeño que una microSD. Sin ir muy lejos, Sensor N1, nombre que recibe la primera versión del chip receptor integrado para humanos, apenas mide 8mm de diámetro y 4mm de altura.

De este diminuto dispositivo saldrán 1204 electrodos de tamaño microscópico, de apenas 6 nanómetros de diámetro. Para comparar, tienen un tamaño 10 veces inferior del diámetro de un pelo de nuestro cabello.
Cirugía robótica
Para su implantación Neuralink cuenta con un cirujano particular completamente robotizado. La necesidad de una mano robótica en lugar de una humana no es baladí, implantar los electrodos Neuralink N1 no es una tarea relativamente sencilla y es necesario un trabajo gigantesco, sin lugar a errores y muy, muy preciso. Casi como aterrizar un cohete reutilizable.

Uno de los factores a más considerar durante la operación quirúrgica son los actos involuntarios: es decir, la respiración y los latidos del corazón.
El robot quirúrgico de Neuralink tiene en cuenta todas las variables posibles a la hora de identificar las áreas correctas para colocar cada electrodo, minimizando la probabilidad de golpear un vaso sanguíneo, algo que no sería nada bueno para el cerebro. En la imagen de abajo, las dos partes superiores muestran el movimiento de un cerebro simulado con variables como los latidos del corazón y la respiración, mientras que lo de abajo a la izquierda muestra lo que vería el robot después de tener en cuenta todas estas variables: un cerebro aparentemente inmóvil.

Mientras tanto, en la parte exterior del cerebro se implantaría un pequeño dispositivo portátil detrás de la oreja. Su intención es servir como dispositivo de comunicación que tenga soporte para actualizaciones de software y mantener siempre nuestro supercerebro actualizado. En otras palabras, sería como tener en nuestro interior el hardware principal de Neuralink, pero el software en el exterior, totalmente accesible para posibles reparaciones, inconvenientes o futuras mejoras.

Este dispositivo portátil recibe el nombre Link, alberga el software y también batería. E igual que cualquier otro dispositivo o wereable en cualquier momento puede retirarse para recargarlo, y actualizarse en línea.
Lo que se espera de Neuralink
A efectos prácticos, Neuralink pretende ser un ordenador que llevemos dentro de nuestro cerebro, uno que no sea necesario llevar siempre en nuestras manos, que sea indetectable cuando lo usamos, y que convierta nuestro cerebro en un supercerebro capaz de comunicarse con otros dispositivos inteligentes.
Pese a que la idea inicial de Neuralink es la de servir de ayuda a los parapléjicos, no deja de ser el primer paso y una toma de contacto hacía algo más grande y ambicioso. Estaríamos hablando de darle a nuestro cerebro una IA que nos permita desarrollar aún más nuestras capacidades cerebrales.

De tirar adelante y salir bien el proyecto podría convertirse en un producto prometedor, completamente nuevo y revolucionario y a la altura de otros fenómenos vividos como el iPhone en su apogeo. El éxito de Neuralink podría redefinir la trayectoria y la evolución de las nuevas tecnologías e innovaciones futuras, y abrir nuevas puertas que ahora mismo ni lograríamos imaginarnos.
Jugando un poco con la imaginación, uno de los aspectos más interesantes de Neuralink es que, dado que consiste en señales cerebrales que se transmite mediante electrodos, no sería descabellada la idea de un Link que se comunica con otro de la misma forma que lo haría con un ordenador o un smartphone. ¿Entiendes que significaría eso? Sí, en efecto, telepatía, comunicación cerebral, “leer la mente”, llamémoslo como quieras. Por primera vez en la historia la simple idea de una comunicación entre dos cerebros ya no suena tan descabellada.
Pero por supuesto estamos hablando de una tecnología primaria, aún en desarrollo e investigación, y con un largo (probablemente muy largo) camino por delante.
Pero si hay algo hemos aprendido de Elon Musk, es que cuando se propone algo no para hasta conseguirlo.
Si te ha gustado el artículo síguenos para no perderte nuestras publicaciones: